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PUERTO DE BARRANQUILLA
lo recomendado por las estadísticas, por lo cual la economía no solo se debe conseguir
hablando de excesivos costos de Prácticos cuando se pretende un excesivo contrato
de equipo.
Bajar costos debe ir de la mano con disminuir dragados innecesarios o exigirle
mejores tarifas al contratista, y para ello es necesario entender para que sirve cada
céntimo invertido; por ejemplo, en canales tan alongados como Barranquilla, las
distancias a un solo botadero externo deben ser revisadas, pues podrían existir
botaderos internos donde se requiera material. Suprimir costos innecesarios significa
revisar la función y utilidad de funcionarios como el Inspector de Contaminación o la
utilidad del informe PAGA, costosa adaptación a una Guía Ambiental obsoleta, y
establecer mejores informes a la Interventoría. Suprimir costos significa acabar la
innecesaria intermediación de un ente como FINDETER que reemplaza en lo misional
a CORMAGDALENA.
La estructuración para un contrato mayor a 6 meses continuos o discontinuos a partir
de la fecha de expedición del respectivo permiso de operación, tendrá un duro
obstáculo en el Decreto-Ley 2324/1984, el cual obliga a que el 80% de la tripulación
deberá ser colombiana y el castellano deberá usarse obligatoriamente en las ordenes
de mando verbales y escritas; habría que modificar la Ley o regresar a disponer de
una draga de bandera colombiana.
La coordinación entre los tres grupos de usuarios que operan el Puerto de Barranquilla
no puede verse afectada por las dificultades que tenga el Gobierno central para
cumplir con sus funciones y menos cuando tradicionalmente se han tomado todas las
decisiones en forma centralizada sin escuchar a los gremios y profesionales locales.
Por el contrario, la verdadera gestión comunitaria debería partir del conocimiento
pleno de la problemática y tener una posición conjunta y coordinada para presentar
sus inquietudes ante el Gobierno central como lo exige la Ley.
Durante mi formación profesional en la Armada Nacional, motivo de orgullo personal,
siempre me inculcaron el concepto de plantear las realidades del problema, sin
adornos; por difícil que sea la situación, las soluciones solo se consiguen con la
verdad. El hecho que el Puerto Marítimo y Fluvial de Barranquilla sea la Zona
Portuaria “diferente” al resto del país, obliga a trabajar con dedicación,
coordinadamente y colocando las necesidades reales sobre el tapete para ser tratadas
con rigurosidad técnica y con la verdad.
Esta tormenta que se quiere formar, no beneficia al Puerto marítimo y Fluvial de
Barranquilla, tan necesitado de visualizar sus verdaderas necesidades por satisfacer.
Se debe variar el curso y concentrar los esfuerzos en formar un verdadero bloque de
opinión que abogue por traer progreso y no restar beneficios, se debe generar el
propósito de actuar como una verdadera empresa comunitaria.
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